1 DÍA, 3 VÍAS – EL YELMO, LA PEDRIZA
En primer lugar, gustaría compartir hoy con vosotros la narración de un día de escalada en Yelmo, la Pedriza. Uno de esos mágicos en los que la aventura se asoma tímidamente por detrás de cada risco para espiarnos en nuestra felicidad. Aquella mañana, mientras nos aproximábamos a la pared, la Pedriza nos recibió con los primeros rayos del sol acariciando sus lisas paredes. Mientras tanto, nosotros nos embarcábamos en nada más y nada menos que tres de las más afamadas vías del Yelmo: Gálvez-Pascual (la clásica de los Sartenazos), no en vano denominada, la Guirles-Campos y la Caballo Blanco, en ese mismo orden.
De hecho, cuando íbamos por el segundo largo de la Gálvez, el sol ya comenzaba a calentar la roca y empezábamos a temer por un resbalón en uno de esos lugares desde los que no te ves corriendo tantos metros hacia atrás/abajo, sin parecer una caricatura grotesca del Corre-Caminos.
A 16 de enero de 2020 y en conmemoración al 415 aniversario del Quijote-que es justo hoy-. “A la mar me voy, mis hechos dirán quién soy.” (Refrán de la Isla de la Tortuga, 1613)
EL YELMO, la pedriza Y LA PIRATERÍA
Por todo buen grumete es sabido que cuando un pirata doblaba el cabo de Palos, adquiría el derecho a mear contra el viento y a lucir un pendiente en forma de aro en el lóbulo izquierdo de su oreja.
De esta guisa Dani(no Guirles, uno más de andar por casa) y yo, culminábamos el pasado domingo un proyecto que rondaba mi cabeza desde hacía algún tiempo que di en llamar la trilogía del Yelmo. El cual consistía en escalar las vías: Gálvez -Pascual, Guirles -Campos y Caballo Blanco, en el día y a vista.
Vías: GUIRLES-CAMPOS, CABALLO BLANCO Y GALVEZ-PASCUAL
Para no extendernos demasiado acerca de las vicisitudes a las que nos enfrentamos surcando mares graníticos fletados sobre sus inasibles placas, baste decir que la experiencia fue de tal belleza estética que se la recomendaría a cualquiera que tuviese un buen seguro de vida y unas elevadas expectativas de solicitar una jubilación anticipada. Como reza el refrán marinero:
“A clavo ardiendo, se agarra el que se está hundiendo”
Donde dice clavo léase: garbanzo feldespático e imagínese la fuerza de pellizco capaz de desarrollar un sujeto cuya vida literalmente pende de ello. A cambio, si sales indemne siempre puedes hacerte un percing y por qué no, obviar que quien contra el viento quiera mear, por fuerza se ha de mojar.(Anónimo, Barbados, 1475) y así, lucir unos buenos pantalones de pana Pedricera con solera.
Iván Paredes encadena a vista el primer largo de la vía Gálvez.
Armados de valor a pie de vía, nos repetíamos una vez más el mantra de todo preciado bucanero que dice: “a piloto diestro, no hay mar siniestro”, cuando encontrados en medio de uno de esos largos echábamos en falta algún seguro que avistar por delante o por detrás, arriba o abajo, por babor o estribor o por favor a estribor. Nos hallábamos mucho más inclinados por la bien traída frase para la ocasión: “quien ande por la mar, aprende a rezar”. (Gálvez, 1550)
CONCLUSIÓN
Tras este pastiche desafortunado de refranes marinos, piratería de fin de semana, y bravuconadas de taberna, no podrían faltar unas palabras de nuestro ilustrísimo caballero de la triste figura, tan a propósito y a modo de conclusión. Cuando dirigiéndose a su compañero de fatigas le reprendía:
“También, Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles; que puesto que los refranes son sentencias breves, muchas veces los traes tan por los cabellos, que más parecen disparates que sentencias.»
(Cervantes, Miguel de, 16 de enero de 1605).
CROQUIS DE LA VÍA CABALLO BLANCO AL YELMO, LA PEDRIZA
«En mar y amores, tapias y paredones, entrarás cuando quieras y saldrás cuando puedas.» (Anónimo)
CROQUIS DE LA VÍA guirles-campos AL YELMO, LA PEDRIZA
Estos croquis han sido extraídos con el permiso de Vía Clásica, lugar donde puedes ver multitud de croquis adicionales con reseñas excepcionales.
AVENTURA Y REFLEXIÓN FINAL
Y este es el final de una aventura más, una especialmente hermosa por cierto, que me encantó compartir al otro lado de la cuerda con Dani. Además, hay que reconocer que las vías Caballo Blanco, Gálvez-Pascual y Guirles-Campos son en líneas generales y de acuerdo con mis estándares, verdaderas joyas. Ciertamente poseen un componente de compromiso, en alguno de los casos de mayor seriedad que en los otros y por encima de todo, una reseñable belleza.
Cabe destacar que en este caso concreto no van de la mano en mi modesta opinión. Digo esto, por si algún amante de la exposición o coleccionista está valorando la relación exposición-belleza. En este caso, puedes decantarte por la menor exposición, que la belleza te compensará con creces.
Si por otro lado, tienes algo que te gustaría compartir acerca de estas vías, por ejemplo si las has escalado. También podría ser que te gustaría escalarlas. Si por el contrario, tienes otras aventuras similares o más descabelladas aún, por favor, compártelas a través del blog. Seguramente eso nos hará un poquito más felices y nos seguirá empujando a cumplir proyectos y seguir soñando con otros nuevos.
Finalmente si no te he aburrido demasiado con esta larga y descabalada narración y te motiva que nos subamos juntos a algún sitio a escalar, te propongo que eches un vistazo a estos destinos para ver si te seduce alguno en nuestras actividades de escalada en roca.
¿Prefieres contarnos una propuesta propia? escríbenos aquí.
¿Te ha gustado este pequeño relato sobre el Yelmo y la Pedriza? ¿te gustaría compartirlo?